LA EVASIÓN INDUCIDA

Lo pequeño es fascinante porque dimensiona el entorno de otra manera y permite un distanciamiento que hace más grande aquello que queremos reflejar en otra escala menor. Así, las miniaturas que se mueven en el universo metafórico que no es la realidad, pero provienen de ella, nos ofrecen una aproximación a los lenguajes analógicos, para favorecer todas las dimensiones de la inteligencia, para desarrollar la creatividad.

La fotógrafa Virginia Bernal manipula sus pequeños escenarios en una extensión de sí misma que le permite expresar su momento anímico. Por ello, el carácter lúdico de sus escenarios en miniatura se convierte en un caudal de oportunidades para inducirnos a una evasión de la realidad por medio de sus creaciones. Un viaje que nos lleva desde lo que ocurre verdaderamente, lo que es efectivo o tiene un valor práctico, hacia lo fantástico o ilusorio.

Lo que la autora nos propone es una evasión, una manera de eludir con sus obras y con cierta astucia una dificultad prevista: lo real o el entorno real, nos invita a una fuga o una escapada de lo que se antoja como un daño o peligro inminente: lo verdadero. El guiño o la ironía no están exentos en ese viaje. La paradoja de este proceso reside en que de la relación entre imaginación y fantasía se materializa un universo resultante de la videocreación o de la fotografía, que aunque no existe en la realidad, pasa a formar parte del mundo real, una suerte de mitología privada y al mismo tiempo compartida.

Un ejemplo es la aparición de un caracol gigante en su última serie de obras, este ser fantástico circula con total naturalidad en un escenario que pretende pasar por real, con sus edificaciones y personajes. Lo que hace sorprendente esa imitación de lo posible, es la presencia de ese personaje/caracol fuera del orden o regla natural que nos coge desprevenidos, nos conmueve y maravilla con algo imprevisto, raro e incomprensible. Esa visión fantástica es una quimera, es algo fingido, un suceso extraordinario ejecutado por una ilusionista. Algo sugerido por la imaginación de la autora y causado por el engaño de los sentidos, por medio de su obra.

De esta manera, cuando Virginia Bernal toma elementos de la realidad, que luego reelabora y transforma en productos de su imaginación, se genera una actividad creadora circular que da pie a la plasmación de obras que materializadas sobre diversos soportes retornan a la realidad mutadas en un bagaje fantástico, un equipaje de fragmentos de todos los conocimientos o experiencias de los que dispone una persona. Cada obra de esta serie es un elemento fingido y extraordinario que transporta noticias del efecto de la realidad en la autora.

Como un caracol gigante que apareciera entre nosotros de repente.

Salvador Torres.

Invierno de 2010.

Serie La evasión inducida

El retorno del cosmonauta

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